5 cosas que quizás no sabías sobre una Smart City

¿Qué es realmente una Smart City? ¿Es solo un concepto tecnológico ?

¿Qué es realmente una Smart City? ¿Es solo un concepto tecnológico o hay algo más detrás de esta idea?

En la antesala de SmartCity Expo Santiago, donde participaremos del 24 al 26 de julio, es importante reflexionar: ¿de qué hablamos realmente cuando hablamos de una ciudad inteligente?
Para muchos, el concepto evoca imágenes de cámaras por doquier, sensores omnipresentes y una sensación de vigilancia permanente. Esta visión, muchas veces influenciada por el cine distópico o novelas como 1984 de George Orwell, puede generar una percepción negativa del avance tecnológico, asociándolo más al control que al bienestar ciudadano.

Sin embargo, lo cierto es que una Smart City no busca vigilar, sino cuidar. Su objetivo es poner la tecnología al servicio de las personas para mejorar la calidad de vida urbana, optimizar el uso de los recursos y hacer de nuestras ciudades espacios más seguros, inclusivos y eficientes.

En Grupo AV trabajamos día a día en soluciones tecnológicas para entornos urbanos. Por eso, queremos compartir contigo 5 cosas que quizás no sabías sobre una Smart City y que pueden ayudarte a verlas desde una nueva perspectiva.

  1. No es la novela de Orwell

A diferencia de lo que muchos creen, una ciudad inteligente no busca controlar cada aspecto de la vida de las personas. Su propósito no es vigilar, sino mejorar la experiencia urbana, facilitando la vida diaria y asegurando una mejor distribución de los recursos.

Las tecnologías de videovigilancia, sensores, inteligencia artificial y análisis de datos se integran para anticipar problemas, automatizar procesos y facilitar decisiones más informadas. No se trata de “ver todo lo que haces”, sino de detectar dónde está el problema antes de que ocurra.

  1. Optimiza los recursos y cuida el medio ambiente

Una Smart City recopila y analiza grandes volúmenes de datos (big data) en tiempo real. Esto permite identificar patrones de comportamiento urbano, predecir necesidades y tomar decisiones más inteligentes en áreas como:

  • Gestión energética y reducción del consumo eléctrico.
  • Monitoreo de la calidad del aire y control de emisiones.
  • Administración del agua y residuos sólidos.
  • Mejora del transporte público y reducción de la congestión vehicular.

Todo esto contribuye a una ciudad más sostenible y resiliente, con una huella ecológica significativamente menor.

  1. Mayor rapidez y coordinación ante emergencias

Una ciudad inteligente tiene la capacidad de responder de manera rápida y eficaz frente a incidentes como accidentes de tránsito, incendios, catástrofes naturales o eventos delictivos. Gracias a la integración de sistemas de monitoreo y redes de comunicación, los equipos de emergencia pueden acceder en tiempo real a información clave, como:

  • Vías de evacuación más expeditas.
  • Hospitales más cercanos y con capacidad disponible.
  • Áreas de mayor riesgo o con mayor concentración de personas.

Esto se traduce en menos tiempo de respuesta, mejor coordinación entre organismos y más vidas salvadas.

  1. Un arma poderosa contra el crimen organizado

Las herramientas tecnológicas en una Smart City no solo previenen delitos comunes, sino que también ayudan a desarticular redes criminales complejas. Un buen ejemplo es el uso de plataformas de análisis visual como Starmap de Dahua, que permite, a partir de un solo dato (como un ID), construir redes de contacto entre sospechosos, ubicar puntos de encuentro y visualizar el funcionamiento completo de una organización delictual.

Así, la inteligencia artificial se convierte en un aliado estratégico para la seguridad pública, complementando el trabajo de policías, fiscales y municipios.

  1. Hace la ciudad más inclusiva y accesible

La tecnología también permite ver lo que antes no era visible. Gracias a los datos en tiempo real, una ciudad inteligente puede detectar puntos críticos para distintos grupos de la población:

  • Cruces peligrosos para personas con movilidad reducida.
  • Espacios con alta percepción de inseguridad para mujeres.
  • Zonas de difícil acceso para adultos mayores o personas neurodivergentes.

Esto abre la puerta a diseñar políticas urbanas más inclusivas, con soluciones escalables que respondan a las verdaderas necesidades de quienes habitan la ciudad.

Una Smart City no es un fin en sí mismo, sino una herramienta para construir ciudades más humanas. Tecnologías como la videovigilancia inteligente, el análisis de datos y la inteligencia artificial no son amenazas, sino puentes hacia una vida más segura, equitativa y conectada. En Grupo AV, creemos que la verdadera inteligencia de una ciudad está en cómo protege, conecta y cuida a sus ciudadanos.